Publico este escrito por la simple razón de encontrarme, como casi la mayoría, lleno de dudas y preguntas. Y en esta constante interrogación y necesidad de encontrar por lo menos algunas certezas, no hago más que hacerme y hacer nuevas preguntas.
Afortunadamente, y verdaderamente lo celebro, está esta iniciativa que tuvieron algunos estudiantes de preguntarse, investigar y poner sobre la mesa una discusión tan sustancial como la validez de los títulos de las carreras que han elegido como opción de vida.
Ahora bien, intentando analizar el contexto en el que se desenvuelven estos hechos, nos encontramos con que están generados en gran parte por la No Normalización, requisito indispensable para el funcionamiento democrático, público y participativo de una casa de estudios. Como centro cuya finalidad es la de estimular la creación de significados compartidos y la investigación-producción de conocimientos, debería bregarse por los principios de justicia, libertad, ética, compromiso, y responsabilidad, pero lamentablemente nos encontramos ante otra realidad.
Hasta ahora los interrogantes se relacionan con la validez de los títulos, las carreras, centro de estudiantes y algunos otros temas sustanciales, pero existen otras cuestiones que, a mi entender, deben ser expuestas y hechas públicas, si se quiere como un acto de “solidaridad” hacia otros sectores que están íntimamente ligados a nuestra formación, .
me refiero al sector docente y no docente.
Y es acá cuando me pregunto: ¿Es justo que las personas que se despeñan como docentes; artistas, administrativos y auxiliares de servicio, y que con su trabajo dan al lugar el prestigio de excelencia académica que se proclama como principal característica del Instituto no gocen de estabilidad laboral?
¿Es justo que estas personas no puedan proyectar aspectos básicos de sus vidas a un plazo no mayor a medio año?
¿Es justo que se decida sobre sus destinos y sus vidas cada 6 meses?
Como futuro profesor de música (y en defensa de la profesión docente), como actual alumno, como ciudadano en defensa de los derechos de los trabajadores, y como simplemente una persona que entiende que lo justo es justo cuando lo es para todos, la respuesta es una sola: NO, de ninguna forma es justo.
Ya no me refiero a docentes, administrativos etc. ... me refiero a personas, no es admisible que sus derechos laborales, amparados por la constitución, sean vulnerados por la dilación de acciones.
Atendiendo al carácter dialéctico de las relaciones que hilvanan hechos, quiero hacer referencia al tema desde otra óptica. Es así que, como alumno del instituto, me planteo algunos interrogantes que hacen a la excelencia académica, más allá de la validez de los títulos, de la aprobación de los planes de estudio y demás… Simplemente me pregunto:
Independientemente de la validez de los títulos, ¿están garantizados los procesos de aprendizaje de los alumnos si quienes conforman la verdadera estructura que impulsa la institución no gozan de estabilidad para llevar adelante las acciones que conducen a los procesos de enseñanza aprendizaje?
¿Es concebible una enseñanza y un aprendizaje no condicionados bajo un entorno altamente condicionante?
A quienes seguimos la carrera de profesorado, ¿es posible plantearnos la alternativa de “PRAXIS”, de “REFLEXIÓN Y ACCION” en un ambiente en el que se impregna a la cotidianeidad con un aire funcionalmente socializante que, aunque imperceptible, nos SATURE la CONCIENCIA y nos moldee la CONDUCTA?
Para terminar, quiero decir que, por favor, se considere a este cúmulo de preguntas como posibles temas para el futuro, que quizás puedan ampliar los debates dentro de la institución, debates que, a mi entender, requieren la participación de los distintos sectores que integran la comunidad educativa del IUPA.
¿Por qué? Porque la libertad no se otorga ni se recibe, se construye.
Jauregui Juan Bernabé.
DNI 26612008
LEGAJO 08853